Hoy estoy algo nostálgica, y quiero recordar a todos aquellos que me enseñaron teatro con amor, y darles las gracias:
A Eva Campo, mi profesora de literatura en el instituto, que me hizo el mejor regalo del mundo: mi vocación.
A Roberto Leal por su humor corrosivo.
A Andrés Pazos por su empatía y reposo.
A Fusa Guillén por meterme el gusanillo de la técnica, y por su amistad inquebrantable a lo largo de todos estos años.
A Sarabela Teatro por su frescura.
A Marcelo González por su saber transmitir y su ímpetu.
A Benito Cañada por su dulzura, camaradería y amor al teatro. A Manuel Lourenzo por su experiencia e ironía.
A Santiago Fernández por su pedagógica locuacidad.
A Virginia Imaz por su sencillez y gracia.
A Lino Braxe por su energía.
A Esteban Losada por su paciencia.
A todos ellos, y a los que vendrán...les entrego un enérgico aplauso ¡¡¡¡¡¡PLASSSSSSSSS!!!!!!
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